Había llegado el gran día.
Por fin, después de años de investigación y completa dedicación, se podría presentar al mundo aquel pequeño milagro, y él sería el encargado de comunicarlo. Sus manos sudaban sin cesar, víctimas del nerviosismo, así que empezó a contar mentalmente, para relajarse.
Habían sido tiempos difíciles. Hacía décadas que se tenía conocimientos sobre el abuso de la humanidad de las energías no renovables y las señales que el planeta mandaba cada vez eran más frecuentes, pero la sociedad no reaccionaba.
La primera vez que saltaron las alarmas fue con la extinción de las rosas. Estas flores, símbolo del amor verdadero, habían desaparecido, ningún lugar del planeta era ya apto para su cultivo. Tal vez era reflejo de que el amor de los humanos por su planeta también se había extinguido. Los terrenos del mundo no eran igual de fértiles, las propiedades del agua se debilitaban y los periodos de sequía aumentaban. El problema no era únicamente que ya no hubiera rosas en el mundo, sino lo que ello implicaba: que poco a poco, el resto de flores seguirían el mismo camino, repercutiendo en la polinización, en el aire, los insectos y el cultivo de alimentos. Su escasez traería hambrunas y, como consecuencia, muertes.
Por suerte, los altos cargos de los países del mundo fueron conscientes de tal situación. Convocaron una reunión internacional secreta de urgencia, fue sorprendente que no filtrara información alguna. En este evento se ideó el proyecto que les salvaría de un final devastador, o ese era el objetivo. Se contactó con los mejores profesionales especializados en energías renovables, además de agricultores, ingenieros, químicos y demás personas necesarias para poner en marcha el cambio. Todos firmaron contratos de confidencialidad y se les dio hogar en una zona de Ucrania, pues era de los países con un mayor porcentaje de área cultivable. Allí comenzó el experimento, que consistía en la fabricación de grandes placas solares, de vehículos que funcionaran con elegía solar, mejores formas de aprovechar la energía eólica, estudio e introducción de componentes en el agua para enriquecerla y de medidas para depurarla... También se mejoraron los sistemas de cultivo y se nutrieron terrenos, además de implantar mecanismos que sustituyeran el empleo de recursos agotables.
Tras varios años de duro esfuerzo y de vivir con la desesperación y la esperanza mezclados en el corazón, se consiguió todo lo que se buscaba. El resultado fue plenamente efectivo con el nacimiento de la primera rosa, fruto de las semillas que fueron congeladas cuando todo empezó. Esa misma rosa se encontraba en frente suya, plantada cuidadosamente en un recipiente. Un pequeño milagro que mostraría a la humanidad que su amor verdadero por el planeta seguía vivo.
Se levantó, cogió el recipiente y caminó hasta encontrarse con su público, consciente del honor que suponía dar tal noticia, simplemente por ser un ciudadano del mundo. Estaba rodeado de cámaras que emitían en directo tal acontecimiento. Mostró lo que llevaba en las manos, y con esa sola imagen, la multitud estalló en vítores.
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