―¿Sabes algo de ella? ―preguntó Myra preocupada.

Nealie negó lentamente.

―La última vez que la vimos, subió a la tierra de los hombres. ―Suspiró agotada, pues las preocupaciones por su hermana eran mayores cada día y no había tiempo para resolverlas―. Alguien debería buscarla.

Myra negó rápidamente con la cabeza.

―¡Estás fuera de tus cabales! ―gritó y se alejó de su hermana.

Nealie suspiró y posó una aleta en el hombro de Myra.

―Entiendo muy bien el miedo que les tienes, Myra. ―Nealie era cuidadosa con cada una de sus palabras. Quería el apoyo de su hermana―. Sin embargo, depende de nosotras recuperar a Kiara.

Myra giró sobre sí misma, llenando la cúpula del palacio con burbujas de rabia.

―¿Y si se ha enamorado de un humano? ¿Y si ahora tiene una prole de críos apestosos y bípedos? Mortales todos ellos... ¡Y ha abandonado su piel! ―gritó la selkie furibunda.

Nealie alzó las aletas en señal de paz.

―Si es así, no tenemos nada más que hacer. Sin embargo ―Puso todo su empeño en recalcar esto, pues ambas conocían a los humanos y su volátil carácter dadas sus efímeras vidas―, no depende de nosotras escoger por Kiara. Primero veremos si sigue con vida, entonces, y solo entonces, tomaremos una decisión.

A regañadientes, Myra asintió.

―De acuerdo, hermana.



Aquella misma noche partieron abandonado el palacio hacia la superficie. El exterior apestaba a muerte. Las algas se pudrían y las tripas de los peces yacían sobre las rocas. Era una matanza. Los humanos carecían de corazón. Solo eran animales hambrientos que carecían de raciocinio. Bestias de la tierra.

Myra y Nealie dejaron sus pieles de foca ocultas en una roca y caminaron como bípedas hasta el poblado más cercano. Se vistieron con ropajes que encontraron en una casa y buscaron. Buscaron durante horas por las ventanas, las rendijas, las voces y las risas… sin encontrar el menor rastro de Kiara. Myra estaba a punto de rendirse, cuando señaló el centro de la plaza. Gritó horrorizada ante el espectáculo.

Kiara estaba colgada de los pies, desnuda y destripada. Su piel se extendía cuan larga era en un marco de madera como si fuera una presa. No, era una presa. La habían cazado y tratado como una de sus pescas. En un frasco junto a ella flotaba el feto que debía haber concebido con un humano.

Myra continuó gritando ante aquella masacre, pero la voz de Nealie se le unió con odio, con horror. Un chillido que llegaría a las profundidades del océano y haría temblar los techos de coral de palacio.

―Esto no quedará así ―masculló rabiosa Nealie antes de correr hacia el mar.

La guerra se ha desatado.

Los humanos se han condenado a sí mismos.


Comentarios
  • 2 comentarios
  • Ostras que duro el desenlace de Kiara. Me ha gustado mucho porque no es una referencia mitológica frecuente y además has conseguido salirte del típico relato ñoño de "selkie busca pareja y vivieron felices"

  • Esredi @Magali hace 2 años

    @Kalleidoscope ¡Gracias! Me alegra muchísimo que te molase. No tuvo mucho éxito en su momento, pero es genial que te guste <3


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