Las cosas no parecían ir precisamente sobre ruedas en el Centro de Control Azul.
—Necesitamos que nuestra nación submarina se expanda al máximo, pero manteniendo la autosuficiencia —reflexionó el Dr. Suchy, director máximo del proyecto—. Y considero que la forma óptima de lograrlo es... —Hizo una pausa dramática—, crear más laboratorios.
—Pero señor —le replicó Vavron, su asistente personal, cada vez más nervioso frente a la pantalla principal—, creo que tenemos plastiacero de sobra y lo que realmente necesitamos son más granjas.
—¡El plastiacero nunca sobra! —gritó el Dr. Suchy, golpeando la mesa elaborada precisamente en dicho material que presidía el centro de la sala—. Al fin y al cabo, es el recurso principal que usamos para construir las ciudades, los edificios, los túneles... ¡Todo!
—No lo voy a negar, señor —dijo Vavron, en tono conciliador—, pero sin granjas que produzcan el kelp suficiente, no podremos alimentar a todos los habitantes de las ciudades submarinas, y las consecuencias serán terribles.
—Pues que aprendan a masticar plastiacero, que tampoco será tan difícil.
—Como solución teórica no está mal —sonrió el ayudante, divertido por semejante ocurrencia—, pero mucho me temo que en la práctica sería inviable. Y, además —marcó una zona en pantalla iluminada con el icono de un trabajador de la construcción —, lo último que queremos es un Big Daddy fuera de control usando sus taladros contra nosotros en vez de seguir perforando túneles.
—Hablando de túneles, mi inestimable colaborador. —El Dr. Suchy pulsó un panel de mando para resaltar resaltar el entramado de túneles en la pantalla principal—. ¿Cuándo lograremos conectar nuestra red a la siguiente metrópoli?
—Dos túneles más y alcanzaremos esos preciados almacenes de biomasa.
—Solo —suspiró el director—. Como si fuera tan fácil. Ojalá la vida real fuera como un juego de mesa en que mueve dos cubitos y ¡ala!, túnel creado.
—Le entiendo, señor director, pero mucho dudo que acabe en un absoluto desastre, como pasó en Arrakis.
—Vavron, Vavron, Vavron —negó condescendiente —, como se nota que soy yo quien tiene que presentarse ante esos chupatintas de la Federación, tan destructivos e insaciables como aquellos gusanos.
—No me quiero imaginar algo peor que esos gusa... —El asombro impidió que terminara la frase— ¡Problemas! —vociferó señalando una enorme brecha goteante que se abría en ese momento en plena cúpula principal.
—Ya lo decía yo: el plastiacero nunca sobra —fueron las últimas palabras del Dr. Suchy antes de que el complejo quedara totalmente inundado.
(Cualquier parecido entre este relato y mis partidas al juego de mesa "Underwater Cities", diseñado por Vladimir Suchy, ilustrado por Milan Vavron, y editado en España por Arrakis Games, es pura coincidencia).
Comentarios
¡Qué bien traído el juego de mesa al relato! Y si encima hay referencia a Dune...<3
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