Querido hermano:
No te volveré a fallar, te lo juro. Escribo en respuesta a tu carta, fue muy duro leerla y encontrar términos tan duros y ofensivos, entre ellos: traidor. Esa palabra jamás existió en nuestro vocabulario.
Te suplico la oportunidad de tomarte unos minutos para leer esta información. Lo que voy a relatar puede incidir de forma directa en el futuro de ambos; estoy seguro de eso. Hasta el momento tu y yo fuimos los hermanos más apegados. Juntos afrontamos los momentos difíciles, como la muerte de nuestros padres, la inestabilidad económica de los tiempos posteriores a la guerra y la partida a otro país. También vivimos las alegrías de la vida, nuestros primeros salarios, las graduaciones y cuando hallamos el amor con mujeres maravillosas.
Fui feliz desde el momento en el que me presentaste a tu novia, Carolina. Esa dicha aumentó cuando se unieron en matrimonio. ¿Recuerdas aquel viaje a las Antillas en el que disfrutamos tanto? ¿No vienen a tu mente los demás viajes que compartimos? Fueron momentos de extrema alegría.
Hermano, sabes muy bien que hemos sido inseparables. No quiero imaginar el dolor que sientes por estar tanto tiempo lejos el uno del otro. Yo también he sufrido mucho, te echo de menos. Quisiera que estuvieses aquí cada día de mi vida.
Para que me comprendas, deseo que recuerdes bien un par de cosas: lo mucho que me duele el corazón por la pérdida de quien fue mi amada, y los limpios sentimientos que me unen a Carolina.
Es cierto que estaba en la habitación de ustedes, eso no había sido un problema para nosotros. Es verdad que estábamos sentados al borde la cama de ustedes, pero para mí, ella también es mi hermana, así que me sentí en confianza de contarle mi tribulación y de llorar junto a ella. Se identificó de inmediato con mis lágrimas y lloró conmigo tal y como lo hubieses hecho tú. Entonces, besé su mejilla y la abracé con todo cariño en el preciso momento en el que llegaste. Ten la seguridad de que fue un beso santo, nada más.
Por favor, no le imputes nada a Carolina, ella no hizo nada malo, únicamente consolar a tu amado hermano.
Aunque es un malentendido, te ofrezco mil disculpas y espero que lleguemos a ser los mismos amigos de siempre. Te amo con todo mi corazón y añoro el día que nuestra confianza se restablezca. Por mi parte, me niego rotundamente a que pasemos más tiempo sin tener contacto. Si lo quieres así, podemos comenzar por vía remota y no de forma tan frecuente.
Atentamente, quedó de ti,
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